miércoles, 24 de octubre de 2007

Piratas en el Jacaré

Espero que el inicio de esta travesía les sea agradable y lleguemos a buen puerto en el mejor estado. Damas y caballeros nuestro barco comienza a surcar los mares... del Caribe.
"Lo que en todo momento Sebastián consideró una simple frase hecha-"No pararé hasta verlo convertidos en carnada pra los tiburones"-, resultó ser una espantosa realidad, puesto que apenas les puso la mano encima el ahora irreconocible capitán Jack ordenó que los desertores fueran arrojados al agua atados a gruesos cabos y llevando encajados entre los muslos un par de anzuelos de gigantescas proporciones cuyas afiladísimas puntas les sobresalían a la altura del pene.
Con su propio cuchillo les rajó las piernas de modo que manara abundante sangre, y después de ordenar que el estilizado navío navegara muy lentamente, se sentó en popa a observar cómo sus aterrorizadas víctimas chapoteaban en el agua dejando un rojo rastro que no tardaría en atraer a los ansiosos escualos.
... De improvisto, un segundo escualo surgido de las profundidades se lanzó sobre la pierna izquierda de Nené, arrancándosela de cuajo a la altura del muslo, y como si ésa fuera la señal que esperaba, la priemra bestia se precipitó sobre la otra pierna.
... Pero lo pero aún estaba por venir.
Sin darle tiempo a morir desangrado, la más activa de las fieras se lanzó de nuevo sobre la, en apariencia, inofensiva presa, y fue entonces cuando se tragó por completo el anzuelo, de tal forma que quedó indefectiblemente unida a Nené Rousselot, con las gigantescas mandíbulas semicerradas sobre su estómago y su espalda, clavados los afilados dientes en una blanda carne que se abría y desgarraba a medida que se debatía en un inútil intento por liberarse del acero qeu se la había incrustado en el paladar."
Piratas, Alberto Vázquez- Figueroa (edición DEBolsillo, páginas 52-53).
Así es como se cobraba el capitán de un barco pirata una traición. Los castigos ejemplares dejaban al resto de la tripulación sin ganas de volver a traicionar al Capitán. A pesar de que esta escena sea un tanto desgradable... en el resto del libro no vuelve a aparecer una escena así de dura. Ir en contra de los dictámenes del Capitán no era una buena opción en un barco lleno de hombres dispuestos a matar por oro y joyas. El libro recoge una gran aventura. Un Capitán que deja paso a otro, y es en ese momento donde Sebastian Heredia continúa con la historia de un gran pirata, Jacaré Jack.
Pero lo cierto es que no son los piratas los únicos que asesinan por oro y joyas... pero si quieres saber más de esta historia:¡ debes leer el libro!